martes

Viaje a la primavera para despedirla


Tuve un sueño europeo, digo, porque era primavera y porque estaba allá. Aunque en realidad era en un barrio como Recoleta, de hecho estaba el cementerio y todo, pero no. Había un vivero muy lindo, era como un jardín que llegaba hasta la vereda. La calle tenía una pendiente importante, como si estuviese arriba de una colina chiquita, entonces las calles serpenteaban para arriba y para abajo, además eran muy estrechas y había edificios muy viejos uno al lado del otro. Había una chica que trabajaba por allá que estaba arreglando cosas en una casa, donde yo vivía. Yo me estaba volviendo y tenía que despedirme de todos, así que la saludaba a la chica y le deseaba suerte con sus quehaceres, ella se reía. Después me fui para el vivero, que estaba ahí a la vuelta, y en la calle me encuentro con una niña que nos habíamos hecho amigas, era francesa ella. La nena se me vino al abrazo y yo la alcé a upa. Me preguntó si la iba a extrañar y le dije que sí, pero que la iba a extrañar menos si me mandaba cartas, yo le iba a dar mi dirección así nos escribíamos cuando llegara. Entonces fuimos juntas para el jardín y después de caminar un rato –porque era muy grande– encontramos a la chica del vivero. Estaba trasplantando una planta rara que había aparecido en la maceta de otra planta rara, todo alrededor había flores muy bonitas. Después de despedirnos nos fuimos con la nena caminando colina abajo por la callecita de adoquines. En algún momento de la historia, ahora me acuerdo, había un gato bebé, quizás estaba merodeando por la casa y yo lo acariciaba, y después seguí viaje.

1 comentario: