martes

Más de lo mismo

Habia dos secuencias surrealistas interpuestas e inconexas:

- Yo sentada en una piedra en el medio del oceano con otras gentes, el agua iba subiendo a la piedra y me daba mucho miedo pero los demás estaban relajados

- Ibi y su hermana iban volando en dos aviones invisibles, es decir ellas estaban en una posición como si estuviesen sentadas en una capsula que no se veia, volando por los cielos de una ciudad, de día. De repente de fondo se escucha el noticiero anunciando que "Ivana y Julieta estan llegando a la ciudad de Chicago donde se reunirán con su mamá".


miércoles

Medianoche en Plaza Francia

No sé si para el día de la primavera fueron con sus compañeros a Plaza Francia. Cuando yo solía ir en la primera mitad de la década del 2000, en general había, además de muchos estudiantes un poco borrachos, algunas bandas o espectáculos que improvisaban escenarios en el pasto con mayor o menor convocatoria.

Era tarde a la tarde en mi sueño (recordemos que yo vivo los sueños como si fueran reales y jamás me doy cuenta que estoy soñando hasta por lo menos cinco minutos después de que me desperté) y yo estaba paseando por Plaza Francia cuando a lo lejos veo unos chicos en el pasto. La música que tocaban me sonaba un montón hasta que me di cuenta que eran los Babasónicos.
No estaban en el escenario del Design con 10.000 personas empujando para entrar. Estaban sobre la hierba, tocando para 20 personas con unos amplificadores chiquititos. Pero eran los babasónicos: en el micrófono, Dárgelos, en la batería, Panza, en el teclado, Tuñon, en la guitarra, Mariano, en la otra guitarra Diego Uma y en el bajo, Gabo Manelli.
Miré a la gente.
Después miré a la banda.
¿Eran ellos? Sí, eran ellos.
Estaba anonadada.
Parecía natural pero era imposible.
El bajista muerto de los babasónicos estaba tocando con ellos.
Estaba vivo.

Al terminar de tocar, los músicos empezaron a desarmar sus equipos. No había separación así que me les acerqué.
Tenía mucho miedo.
Agarré una guitarra criolla que encontré por algún lado y me puse a tocar algún tema de Mucho. Entonces viene Gabo, se sienta al lado mío y me dice "¿no te sabés alguna nuestra de los primeros discos?"
Gabo era simpático. Hablamos de cosas que ahora no me acuerdo. Me salió tocar una de Infame hasta que me acordé Sol Naranja. Ni siquiera llegué a cantarla y Diego Uma se da vuelta y, como gesto de aprobación me sonríe y me dice "eeeh, qué buena esa!".
Estaba tocándole a los Babasónicos sus temas en la criolla. En el pasto. En Plaza Francia. Con Gabo, que estaba vivo.
Ahí me doy cuenta lo que pasaba.
No estábamos en 2011.
Estábamos en 2007.
Y el 2007 duraría hasta que yo me despertara al día siguiente.
Como Owen Wilson en Medianoche en París.

¿Cómo había viajado en el tiempo?
No tenía idea.
Estaba con los Babasónicos, ahora viajando a un lugar que era como mi peluquería pero más grande.
Estaban mis amigos, estaba Tom, a nadie le sorprendía que los Babasónicos no fueran estrellas, a nadie le sorprendía que Gabo no estuviera muerto. Nadie sabía.

Con Diego Uma nos miramos. Me hace una seña de algo confuso, lo que los dos suponemos.
Nos metemos a un armario que en vez de puertas tenía unas telas. Mi novio estaba ahí pero yo me dejaba llevar. Algunos se daban cuenta y pasaban de largo. Era extrañamente muy sensual Diego Uma, con esa actitud de estoy mirando a tu novia y qué.

Salimos del armario y los Babasónicos ya se estaban metiendo en una van para irse. Diego quería dejarme su teléfono y su dirección pero Tom no tenía que darse cuenta. Me deja un papelito incoherente y se mete a la van. Yo me voy con Tom y miro el papelito.
Me sentía infiel y no entendía nada.